miércoles, 13 de mayo de 2009

SER


PARA MI AMIGO ESTEBAN


Andar los días siendo muchos, o tal vez uno sin saberlo.
Permitir que el dolor o la alegría gobiernen mis horas,
que incontables veces son más de veinticuatro,
porque vivo en un segundo toda una eternidad.

Ser un héroe de capa roja o un cobarde de poca monta,
mujer que llora u hombre que sin piedad mata.
Morder una boca con la fuerza de un beso frío,
o dejar sobre otro cuerpo una caricia por mandato.

Sentir mucho, tanto que cuando algo duele me sofoca,
y el llanto libre se derrama mientras murmuro algunas palabras.
Reír dejando que mi sonrisa sea como una bandera estremecida,
que en libertad vuela por cualquier cielo.

Ser tan prodigioso que con solo mover mis manos,
consiga hacer soñar a los que me observan extasiados,
y cada vez que me eleve sobre las tablas de un escenario,
sea el rumor sagrado de los aplausos mi mejor salario.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Se escuchan los aplausos