miércoles, 29 de octubre de 2008

FIEBRE


Suave descienden mis dedos por tu rostro ardoroso,
y la inquietud trémula de tu cuerpo entre las sábanas,
me expresa cuanto sufres, amor mío,
sin que pueda hacer mas que custodiarte en silencio.

Sentada junto a tu cama te contemplo largamente,
con los ojos atentos a cualquier gesto que revele,
que lo que te destroza por dentro se agrava,
poniéndote en peligro de muerte.

En estos instantes que la fiebre te tiene cautivo,
mis labios se convierten sobre tu boca sedienta,
en el agua fresca que pretende recobrarte de tanto fuego,
mientras de mi pecho escapa un gemido convertido en plegaria.

Nunca sabrás que en esta noche larga de desvelo,
como una silenciosa sombra custodie tu sueño,
que casi sin respirar me mantuve presa,
del tembloroso ritmo de tu amado pecho.

martes, 21 de octubre de 2008

ELLA Y ÉL

Ella escondía en su alma una gran congoja,
tenía los ojos ya ajados de llanto,
porque la muerte con su acero feroz,
la despojó una tarde de Diciembre de su amor.

El recorría formal sus días especulando,
el mejor modo de terminar la jornada,
sin que sus mil dificultades de subsistencia,
le quitarán definitivamente la sonrisa.

Ella se refugiaba en su pequeña ciudad,
que parecía salida de un cuento.
Envuelta en montes y valles mágicos,
que arrullaban suave su tristeza.

El se desplazaba por una gran capital,
donde sonido y soledad estaban unidos,
y la amarga labor de sentir crecer el hastío,
era cosa de todos los días.

Ella alguna vez dio a luz una bandada de pájaros,
envueltos en exquisitos poemas de amor.
Pero la escarcha de la pena los envolvió con su nieve.
Su vuelo quedó trunco y se acalló su trino .

El se nutría a diario del pan de la amargura,
de creer que ya nada tenía sentido.
Solo apetecía que al desplomar su cabeza en la almohada,
el sueño aquietará esas preguntas que no tenían respuestas.

Ella levantaba sus ojos al cielo preguntando,
si el sufrimiento que hería su alma y su cuerpo,
hasta dejarla sin respiro ni energía,
tendría final o terminaría con ella sin misericordia.

El buscaba la raíz de tanta inquietud y desvelo,
que lo hacia sentir que cada paso que daba,
en su camino al futuro que parecía tan promisorio,
le arrancaba a dentelladas pedazos de su espíritu.

Una noche de un feroz invierno conmovido la descubrió,
oculta entre las sombras, muy lejos.
Sin entender el porque encendió el faro de sus días,
tratando que ella desde su mundo lo advirtiera.

Ella percibió la luz y su corazón que apenas latía,
sintió por primera vez en considerable tiempo,
que un tibio fulgor aún ardía muy dentro suyo,
y lo dejó penetrar en su vida.

El extendió su mano algo nervioso y la arrulló.
Ella se inclinó dejando caer suave su cabeza sobre ese pecho fuerte.
El le sonrió pronunciando unas amables palabras de aliento,
que la hicieron despertar de su pesadilla de manera prodigiosa.

Desde ese momento recorren muy juntos la vida,
a pesar de lo mucho que puede o pretende alejarlos.
Dejaron que sus alas los transportarán por cielos nuevos,
mientras aprenden que tiempo y distancia son solo dos palabras.

Les brotaron besos y caricias de puro fuego,
promesas de un amor que juran será perpetuo.
Ella recobro la voz rimada de sus primeros versos,
él la sonrisa y la paz que creía para siempre extraviadas.


lunes, 13 de octubre de 2008

PRISIONEROS DEL ÉXTASIS

En el cielo de tus ojos estallan mil estrellas,
encendidas por el deseo que se apodera de ti,
cuando al rozarme tus manos con un pequeño gesto,
haces que me inquiete viendo lo que se inicia.

Mis labios responden a los tuyos ardientes,
buscando en lo hondo de tu humedad la respuesta,
a ese volcán en erupción que es mi cuerpo,
mientras tus manos libremente exploran mis secretos.

La ropa, de pronto, se transforma en un obstáculo,
que en un segundo se desliza de cualquier manera,
para que la nube perfumada de la cama nos reciba,
en un estrecho abrazo y un mar de miel.

Prisioneros de un éxtasis que parece no tener fin,
nos vamos revelando esos lugares vedados,
que al acariciarse te hacen elevar,
por un infinito donde el sexo es entrega total.

Rodamos entrelazados susurrando mil palabras,
que se mezclan con nuestros gemidos del placer,
y es tu rostro sonrojado el espejo perfecto,
donde se manifiesta nuestro goce sin fin.

Te siento dentro de mí con la fuerza de tu hombría,
y me aferro a ti suplicando que sigas,
que nunca te detengas en hacerme sentir…
de esta manera perfecta… mujer y feliz.


jueves, 9 de octubre de 2008

CIELOS DISTINTOS

Me observas desde lejos, y tu mirada me deja ver,
lo que experimentas por primera vez y que te hiere.
Esa emoción que jamás creíste sentirías,
y que se parece tanto al amor.

Tu cuerpo enérgico e intenso se enardece,
al roce distraído de mis manos.
En la boca te brotan besos que no me rozan,
avivando el deseo que te quema muy profundo.

Se sucede el tiempo y tu ilusión por ese signo,
que te aproxime a mi… se hace interminable.
El agrio pan de la desilusión exaspera tu confianza,
y anhelas que lo que te consume se disipe pronto.

Aspiras arrebatarme la confesión de que te quiero,
para no sentir que vuelas solo por ese cielo desconocido.
Ese, al que te enfrentas con desconfianza,
pero lleno de sueños, porque sientes el alma plena de ilusiones..

Te adivino, pero es que me obligo a sosegar las señales,
que lograrían asirte a mi lado para siempre.
Porque no te elevas solo en la dulce aventura de vivir,
a tu lado se remontan los que te amaron primero..

lunes, 6 de octubre de 2008

PENSAR EN TI...

Pensar en ti… es descubrir que mi mirada se matiza de cielo,
que en las manos me florecen caricias diferentes,
que sin desconfianza atraviesan las fronteras,
para ir en busca con ternura de tu cuerpo.

Pensar en ti… es sentir que el amor es tan natural ,
a pesar que el eco de tu voz se demore en llegar a mis oídos.
Nada importa, mi vida, ni lo concibo difícil,
porque tu te manifiestas pródigo a mi espíritu.

Pensar en ti… es creer que existe un sereno refugio,
donde albergarme cuando la duda con sus tinieblas,
me hiere profundo y cubre mi alma de heridas,
que intentan contener mi capacidad de soñar.

Pensar en ti… es ataviarme de ilusiones, perfumar mis labios,
con la fragancia de las rosas de tus sonrisas,
que dulcemente sosiegan mis angustias en esas noches solitarias,
cuando le permito a mi llanto regarte suavemente el corazón.